Saturday 19 January 2008

Encontrar/te/me/los

Cuando se busca algo, no resulta raro encontrarse de nariz con algo que dabas por perdido o que no tenías pensado ver. Cosas bellas, detalles agradables, pero también suelen aparecer
aquellos artilugios que se amarran de tu cuello e impiden el paso del aire: esas cartas que aprisionan manchas de tinta, producto de lágrimas caídas; fotografías que por miedo a olvidar, nunca fueron desechadas, pero que entierran sus espinas cuando están a la vista e incluso aquellos que no se guardan en cajones o en una caja en el fondo del clóset. Ésos son los peores: los que se esconden en la memoria. Porque también se puede buscar entre los recuerdos, selectivamente. Pero, a veces, también se encuentran momentos que inútilmente se intentó tragar; ojos que, como resguardados detrás de cristal líquido, devolvieron la mirada e, incluso, sonrisas y flores que alguna vez tuvieron el colorido perfecto y el aroma más vivo de la eternidad.

Sí, encontrar puede ser doloroso. Encontrar puede arder, como si con vidrio roto fueran lavadas las manos. No insinúo nada: sólo comento.

Tuesday 1 January 2008

No le desearé suerte a nadie, pues creo que no existe. No sé cómo será este año para mí ni para el resto, así que no me embetunaré en frases vacías o en saludos que encajan con el cinismo de la época festiva, de la tradición y de las luces de colores. No pronunciaré promesas, porque ya no creo en ellas; las destrozaron todas: palabras vacías de bocas que importaban. No habrá predicciones o deseos demasiado enraizados, pues es probable que nunca me pertenezcan.