No querer o no poder

Se corrió la pintura. Se arruinó el facsímile de la imagen en mi cabeza. Ya no se sitúan las figuras de la manera prevista y tampoco lo hacen los trazos delgados. El lugar donde iban los ojos, está cubierto de negro y las manos, esas preciosas manos, ya parecen haber sido borradas. Cayó la paleta sobre el lienzo y se derramó el agua. Ahora solo se ve un chorreado de manchas de colores y trazos guesos. Ya no puedo dibujarle; olvidé sus rasgos. O, tal vez, quise no recordarlos. Es más simple esta inesperada distorsión: todo se ha deformado, nada tiene sentido. Una tela sin razón, sin figura, sin dolor.