Friday 28 March 2008

Déjame

He descubierto que el miedo se enamoró de mí. Sin importar el día o el lugar en que me vio, se amarró a mí con las largas sogas que lleva por manos y se instaló, con todos sus bártulos; no pretende desencantarse en un futuro cercano.
Él me ama, me abraza, me persigue; yo lo odio, lo detesto y descubrí que no me es fiel. Supe que lleva vidas múltiples -ni siquiera doble, el bastardo- y que es genuino en todos los escenarios. Su corazón es como el ébano, como un suspiro es su voz. Sus ojos, como si cubiertos por la niebla, te marean, te confunden, se roban toda paz.
Con pasos presurosos se acerca, se acordó de mí. Como el increscendo en una pieza musical acompañado de una brisa helada, me eriza la piel y se sitúa allí, por sobre mi hombro y se aferra con fuerza; mis manos tiemblan y mis pies se paralizan. Hasta que el desgraciado decide irse; se va a otras moradas, pero siempre deja una de sus innumerables sogas encadenando mi cintura.

1 Comments:

Blogger Live For Words said...

no sé si es cierto no expresado aquí, pero me encantó la fuerza de tus palabras y la descripción... escribes muy bello.

Daniela

30 March 2008 at 01:22  

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