Marzo 2008
Los problemas y situaciones, las penas y los amores, los sentimientos y los sueños, todos ellos, no son inherentes al calendario. No se despojan al llegar el 31 ni se empeñan en ponerse añejos; no tienen plazos que cumplir ni fechas de vencimiento. Se quedan hasta que ellos deciden desteñirse o agotarse, pero ningún amanecer y ningún ocaso tendrán, alguna vez, la última palabra.